sábado, 29 de febrero de 2020

Cataluña 1 - España 0 (Crónica y consecuencias de una negociación)


La abogada del Estado-jefe en el Ministerio de Hacienda, Carmen Tejera, ha sido cesada por el Gobierno esta semana del puesto en el que estaba destinada desde hace 16 años. Concretamente fue el pasado miércoles. Lo confirman fuentes de la Abogacía General del Estado y también del Gobierno.

Estas fuentes gubernamentales apuntaban a que se espera que ahora se le asigne otro destino. Desde el Ejecutivo rechazan vincularlo con su papel en el juicio del procés independentista. Tejera, que ha estado en el ministerio de Hacienda con hasta cinco ministros de distinto signo político, fue una de las peritos que apoyó las tesis de la Fiscalía General del Estado respecto al delito de malversación de caudales públicos en el juicio del «procés». Su testimonio se considera clave para desmontar las tesis de las defensas sobre la ausencia de malversación.

jueves, 5 de octubre de 2017

¿A qué se está esperando?

Como español de a pie, no me explico a que espera el gobierno para poner fin de una vez a esta locura. Si de verdad esperan que los golpistas vayan a dar marcha atrás, nuestro gobierno es más ingenuo de lo que cabría esperar.
Los delincuentes de la generalidad (porque a quien comete un delito se le llama delincuente y estos rufianes ya han cometido unos cuantos) siguen inmersos en su delirium tremens independentista, en su viaje a ninguna parte, y de ahí no se van a mover. De hecho, y ya lo han anunciado, es cuestión de días, probablemente el Lunes, que proclamen la independencia.
Ante semejante sinsentido sólo cabe una respuesta, adelantarse a ellos, tomar la iniciativa y hacer imperar el orden y la Ley de una vez por todas. Es cierto que no tienen el respaldo total del PSOE (como cualquier persona con dos dedos de cordura habría esperado de un partido con tantos años de gobierno a sus espaldas), y que para los socialistas parece más importante en momentos tan graves como estos reprobar a la vicepresidenta que frenar a esa banda de delincuentes instalada en el gobierno catalán (luego volverán a montar su circo particular cuando las urnas les vuelvan a dar otro palo monumental). De Podemos ni hablamos, esos sí que están demostrando no ser más que una banda de patio de colegio (y pensar que con su aparición muchos llegamos a pensar que por fin  estaba naciendo la alternativa que tanto deseábamos)
Pero han recibido el respaldo total y rotundo del Rey, y ayer mismo del parlamento europeo, y por si eso fuera poco tienen el respaldo también de millones y millones de españoles (muchos de ellos catalanes) que no queremos ver como España se rompe en pedazos.
Es el momento pues de dejarse de incertidumbres, de cuentas electoralistas y de gaitas, y actuar. Meter en la cárcel al gobierno catalán puesto que han cometido los delitos de sedición y alta traición al estado, disolver a los mozos de escuadra (convertidos en el hazmerreír por su bochornosa actuación) por traición, tomar el control, aplicar el artículo 155 de nuestra Constitución e imponer el estado de derecho y la democracia.
Sí, la democracia, porque la democracia no consiste en adoctrinar a los niños en las escuelas, en acosar a las fuerzas de seguridad y sus familias, ni en ignorar y humillar a los catalanes (que por cierto son mayoría) que no piensan como ellos. Eso sí que son prácticas fascistas y represivas.
A Puigdemont le ha salido el tiro por la culata, lo del Domingo fue un espectáculo esperpéntico, no han encontrado el respaldo internacional que esperaba tras la manipulación mediática de lo sucedido el pasado Domingo (menudo paripé) y las primeras empresas han empezado a volar de Cataluña, entre ellas una tan importante como el Banco Sabadell. Pero aún así no dará su brazo a torcer, sabe que ha perdido, pero piensa morir empeñado en su fanatismo, sin importarle ni siquiera la gran fractura que ha provocado entre la propia sociedad catalana.

Así que insisto, ¿a qué se está esperando para actuar?

martes, 3 de octubre de 2017

Crónica de un esperpento


Cualquier sociedad que se llame democrática debe sostenerse sobre un principio fundamental; el respeto a la Ley, porque de lo contrario estaríamos en la selva.
Por supuesto que sucesos como los de anteayer en Cataluña, con altercados, cargas policiales, agresiones a la policía, porque sí, también hubo agresiones a la policía, aunque hablar de esto no sea ser “progre” y heridos, no son deseables por parte de nadie, insisto, por parte de nadie.
Pero ante lo que ocurrió ayer hay un único culpable, el señor (por llamarlo de alguna forma) Puigdemont y su gobierno. Su empecinamiento en llevar adelante un referéndum que estaba ilegitimado por los tribunales. Y la Ley está para cumplirla, sí, incluso por parte de estos señores (perdón si lo de señores les ofende o les queda grande) que al parecer se sienten por encima de la Ley y la Constitución.
Ellos son los que llevaron a Cataluña a lo que ocurrió ayer, y nadie más que ellos, con su irresponsabilidad y su estrechez de miras.
La policía y la guardia civil estuvieron allí para hacer que la Ley se cumpliera, esa Ley que el gobierno catalán se pasó por el forro. Les tiraron piedras, ladrillos, vallas metálicas, pero al parecer deberían haber dejado que los lincharan sin mover un dedo, igual así ahora no se hablaría de estado fascista y represivo, porque total ¿qué mas da que haya treinta y tanto policías heridos? Esos no cuentan.
Y yo me pregunto, si los mozos de escuadra hubieran cumplido con su cometido, con el que ellos mismos se comprometieron en la Junta de Seguridad, a la que luego traicionaron con total desfachatez, y hubieran cerrado los centros antes de las seis de la mañana como habían ordenado los tribunales, ¿no se hubieran evitado tal vez muchos de los desagradables incidentes que ocurrieron después? ¿Por qué no actuaron? ¿De dónde y de quién vino la orden para que no cumplieran con su deber y con su obligación como cuerpo de seguridad del estado que son? Creo que aquí hay responsabilidades muy grandes que depurar, porque puede que al no actuar, dieran lugar a todo lo que ocurrió después. O tal vez, ¿estaban buscando que pasara lo que pasó para así ampararse en el victimismo, crear mártires y acusar de represión y fascismo a las fuerzas del orden?
Me gustaría pensar que no, porque eso sería jugar con la integridad de sus propios conciudadanos, esos a los que dicen representar, y la verdad, es que viendo la catadura de semejante pandilla de individuos, no me cuesta nada ponerme en el peor de los casos.
Luego vino todo lo demás, el esperpento de ese mal llamado referéndum, con gente votando las veces que les dio la gana, urnas opacas, sin precintar, llenas de papeletas de antemano, gente votando en mitad de la calle, en fin, el ridículo más espantoso que se recuerde en una sociedad democrática, indigno incluso de una república bananera.
Y ahora, empeñados hasta el fanatismo en el absurdo, querrán declarar la independencia de manera unilateral. Y el resto, aquellos que nos sentimos orgullosos de ser españoles, ¿qué debemos hacer, cruzarnos de brazos, reírles la gracia y asistir impertérritos a como desmembran una parte de nuestra patria? Pues lo siento pero no, espero que nuestro gobierno, y el resto de fuerzas políticas constitucionales (porque aquí no caben diferencias políticas) sepan estar a la altura y evitar semejante disparate.